
Según cuentan las crónicas, en 1902, se encontraba Conan Doyle en Cromer (Norfolk) charlando con un amigo, Fletcher Robinson, cuando éste le habló de la leyenda del perro feroz y fantasmal de un páramo próximo a la siniestra prisión de Dartmoor.
El escritor se entusiamó con la historia y los dos viajaron al lugar de la leyenda.
En ese mismo viaje, trazó ya el argumento y, poco después, escribió a su madre diciéndole que pensaba escribir "una cosita" que se titularía "El perro de los Baskerville" y que sería una novela "de miedo".
En realidad es una impecable novela policíaca.
El escritor se entusiamó con la historia y los dos viajaron al lugar de la leyenda.
En ese mismo viaje, trazó ya el argumento y, poco después, escribió a su madre diciéndole que pensaba escribir "una cosita" que se titularía "El perro de los Baskerville" y que sería una novela "de miedo".
En realidad es una impecable novela policíaca.
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