EL PERFUME


Jean-Baptiste Grenouille, esa rana impávida que mira el mundo con ojos indiferentes, ha nacido desprovisto de olor propio pero con un olfato desarrollado hasta el infinito.
Es capaz de desentrañar los más sutiles aromas y hedores, distinguir la naturaleza olfativa de cualquier cosa, descubrir la esencia de la vida y la muerte a través de la pituitaria.
Su hazaña consistirá en lograr fabricar esos perfumes en la redoma, crear con elementos dispares los perfumes más turbadores e irresistibles.
En esse universo de fragancias será el rey absoluto, un demiurgo omnipotente que ordena el mundo según sus emanaciones odoríferas.

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